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Quieres conocer más sobre la historia de las tarjetas y cómo funcionan
Aquí puedes revisar la segunda parte de esta entrega (parte 2)
Autor: José Tomás Lobo, co-founder de cuentamono.com / jt@cuentamono.com
Parte 1: Breve historia antes de entrar en materia
“Yo no odio al banco…. simplemente a mí no me sirve”
Andrés, cliente de Mono y emprendedor de una startup de transportes, nos dijo esta frase en una entrevista. Esto, a propósito de que, para obtener una tarjeta empresarial para pagar sus ads en Google, Facebook y otros pagos internacionales de su negocio, le pedían 2 años de antigüedad, papeles, ir a una sucursal física… un mierdero para entregarle una tarjeta con un cupo absurdamente bajo. Al final, Andrés seguía usando su tarjeta de crédito personal “porque el banco simplemente no responde a lo que mi startup necesita”.
Pero ¿por qué los bancos funcionan así? ¿Por qué los emprendedores se sienten (nos sentimos) excluidos de los bancos? ¿Los primeros bancos siempre han funcionado así? ¿Cómo nacieron las tarjetas de crédito?
Quisimos investigar un poco más y tratar de resolver algunas de estas preguntas.
Para entender el “estado del arte” de lo que existe hoy en día, es importante entender la historia. Quizás el problema está en la evolución que (no) han tenido muchos bancos. Es por eso que quisimos entender a detalle cómo nacen y por qué no han evolucionado algunos servicios financieros. En esta primera parte vamos simplemente a explorar cómo nacieron los bancos y las tarjetas de crédito.
Hace varios siglos, antes que existieran los billetes o incluso los bancos, el oro era la moneda de cambio aceptada para intercambiar productos y servicios en el mundo. Cada comerciante vendía sus productos a cambio de un volumen determinado de oro. Esto era bastante más práctico que el trueque, pero aún así comenzaron a surgir muchos desafíos relacionados principalmente al transporte del oro (se hacía muy pesado cargar muchas cantidades de ese metal) y también un tanto peligroso de almacenar en casa.
Es así como surgieron los primeros bancos en el siglo XVI, ofreciendo una simple solución a un gran problema. La persona iba con sus monedas de oro y el banco te entregaba un documento en papel que decía “vale por X gramos de oro”. Luego podías ir con ese mismo papel y canjearlo por el gramaje de oro correspondiente en el banco. Genial, ¿no?
“Pues…. genial para la época...pero ¿así como genial-genial? no.”
Pero piensa que las personas y los comerciantes de la época evolucionaron de andar con incómodos kilos de oro hacia simples papeles llamados billetes, que podían cargar sin problema. De alguna manera, los creadores de los primeros bancos vieron un gran problema y decidieron solucionarlo de una manera innovadora y arriesgada para la época. Podríamos decir que los bancos comenzaron para servir a los negocios.
Problema: Los comerciantes no pueden cargar mucho oro, es inseguro e incómodo.
Solución: Yo almaceno ese oro y te doy un vale por esa cantidad de oro, que es fácil de transportar y más seguro, y cobro una comisión por ello.
OK, JT. Ahora, ¿cómo llegamos de almacenar oro a empezar a usar tarjetas de crédito?
No voy a profundizar mucho más en el oro en los bancos (aunque es muy interesante como reserva de valor y su evolución) para ir directo al mundo de las tarjetas bancarias.
Las primeras tarjetas de crédito:
Me salto muuuuuuchos años después, para llegar a por ahí a finales de los años cincuenta (clave escuchar esta canción para ambientarse).Mientras que en California comenzaban a verse los primeros hippies, en una pequeña ciudad comenzaba uno de los experimentos más importantes para la banca como la conocemos hoy en día: las tarjetas de crédito.
American Express envió a 60,000 personas de Fresno, California, una tarjeta plástica con sus datos en ella. La tarjeta, junto con una carta, venía cargada con USD $500. Era una solución espectacular: compra todo lo que necesites y preocúpate de pagar más adelante.
Esto para la época era extraño. Un plástico con tus datos que decía tener $500 dólares… raro. Pero, a pesar de que el default (es decir, personas que nunca pagaron sus tarjetas) fue bastante alto, hoy en día podemos concluir que el experimento fue un éxito para la industria de las tarjetas de crédito.
¿Por qué resultaron ser tan útiles las tarjetas?
Porque, tal como los billetes fueron una innovación para resolver el problema del oro, las tarjetas también resolvían una forma de entregar crédito a la clase media de manera más eficiente y para otros objetivos.
Antes de que existieran las tarjetas de crédito, si una persona necesitaba pedir dinero, simplemente iba al banco y lo pedía. Ahí se le hacía un perfil de riesgo bastante rústico, en el cual básicamente se le preguntaba por su negocio, el colateral que entregaba al banco y su perfil de cliente del banco. Con la tecnología, esos perfiles se han ido afinando. Hoy en día nadie pensaría en ir al banco a convencer a un/a gerente de sucursal para que entienda de qué se trata su negocio…
Bueno, quizás sigue sucediendo en algunos lugares. Pero volvamos a las tarjetas. Esta innovación de poder, a través de un plástico, comprar diferentes bienes y luego pagarlos, se volvió una industria de $2.4 trillones de dólares (USD $2,400,000,000,000). La situación quedaba más o menos así:
Problema: Quiero comprar cosas costosas, pero no tan costosas como para ir al banco a pedir un crédito constantemente.
Solución: Un plástico (tarjeta de crédito) que te permite comprar de inmediato y pagar más adelante (ya sea en cuotas o directamente).
Genial. Avanzamos en una nueva innovación que permite hacer más inclusiva la industria bancaria. Pero ¿cómo el comercio valida que esa tarjeta tiene dinero? ¿Dónde entra Visa y Mastercard? ¿Y si no hay datáfono y se paga online? ¿Por qué no existe Apple o Google Pay en Colombia?
En el siguiente blog vamos a ver cómo es el funcionamiento de las tarjetas bancarias en el mundo y por qué en Colombia es (era) tan difícil acceder a una para tu empresa.
Aquí puedes entrar a la segunda parte de este blog.
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